Arrepentirnos e iniciar el cambio en nuestra vida
Ese volver a Dios con esperanza, esa invocación que le hacemos no es todavía todo, porque hay muchas cosas en nuestra vida que dependen de nosotros mismos.
La contrición es redireccionar nuestra vida, cambiar nuestros pensamientos y transformar nuestro corazón, para presentarnos ante Dios con una esperanza llena de gozo y estremecimiento, confiando en que, aunque no merecemos la piedad de Dios, Cristo vino al mundo no a juzgar, sino a salvar, y no vino a los justos, sino a los pecadores. No obstante, ese volver a Dios con esperanza, esa invocación que le hacemos no es todavía todo, porque hay muchas cosas en nuestra vida que dependen de nosotros mismos. ¿Con qué frecuencia no decimos: “¡Señor, ayúdame!”, “¡Señor, dame paciencia, dame pureza, dame un corazón limpio, dame la palabra justa!”...? Pero, cuando aparece la posibilidad de actuar de acuerdo a nuestra propia oración, según el mandato de nuestro corazón, no nos alcanza el coraje para proceder, con nuestros actos, a lo que le pedimos a Dios. De este modo, nuestro arrepentmiento y nuestro impulso espiritual se quedan estériles.
(Traducido de: Antonie de Suroj, Bucuria Pocăinței, Editura Marineasa , p. 39)