Aspectos fundamentales para una verdadera vida cristiana
“En todas tus acciones ten presente tu fin, y jamás cometerás pecado” (Eclesiástico 7, 38).
Lo primero es la oración frecuente, humilde y perseverante, con el corazón compungido. “Velad y orad, para que no caigáis en tentación”, dice Cristo (Mateo 26, 41).
Lo segundo es acordarse de la muerte: “En todas tus acciones ten presente tu fin, y jamás cometerás pecado” (Eclesiástico 7, 38). Después de morir viene el juicio de Dios, del cual somos enviados somos a la eternidad o a la felicidad eterna. Por el trabajo en la fe, glorificando a Cristo, Quien murió y resucitó de entre los muertos, y con Cuyo auxilio luchamos contra el pecado, se nos concede la felicidad eterna, y por el pecado, el castigo eterno.
Lo tercero es evitar todo lo que pueda llevarnos al pecado; es importante, pues, rehuir las conversaciones banales, estar atentos a lo que escuchamos y a lo que vemos, y eludir cualquier otra forma de tentación.
Lo cuarto es cuidarnos de los pecados más “pequeños”, porque inexorablemente nos llevarán a otros, más grandes y graves.
(Traducido de: Sfântul Tihon de Zadonsk, Lupta dintre carne și duh, Editura Egumenița, Galați, 2011, p. 19)