¡Atento a la forma en que te comportas con el corazón del otro!
No reprendas al que está triste, no sea que, siendo también tu golpeado por el mismo problema, busques consuelo, sin encontrarlo. Ama a los pecadores, pero odia sus pecados, no sea que también tú caigas en tentación, así como les sucedió a ellos. Recuerda que también tú eres mortal y haz bien a todos.
Ten piedad de los pobres, para que tú también puedas obtenerla, a través de ellos. Aléjate de los pendencieros, para no verte forzado a abandonar tu serenidad. Soporta con paciencia el olor de los enfermos, recordando que también tú estás vestido con un cuerpo similar. No reprendas al que está triste, no sea que, siendo también tu golpeado por el mismo problema, busques consuelo, sin encontrarlo. (...) Ama a los pecadores, pero odia sus pecados, no sea que también tú caigas en tentación, así como les sucedió a ellos.
Recuerda que también tú eres mortal y haz bien a todos. No reprendas a los que necesitan de tu oración y consuelo, no sea que mueran y sus almas te sean reclamadas a ti. Más bien sé como los médicos, sanando los resfriados con calor y las fiebres con remedios frescos.
(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoință, Editura Bunavestire, Bacău, 1997, pp. 53-54)