Palabras de espiritualidad

Avivemos nuestra fe por medio de los Sacramentos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Partiendo de esta fe y contemplándolo con nuestra mente, sabiendo que Él vendrá desde los Cielos a indagarnos, renunciando a nosotros mismos y siguiendo el ejemplo de la justa Isabel, clamemos: “¿Y de dónde que nuestro Señor venga a nosotros?”.

Aviven su fe en la presencia benéfica de los Sacramentos de nuestro Señor Jesucristo, Quien, hallándose en Su gloria celestial, a la derecha de Dios Padre, mora invisiblemente aquí y desea entregarse en misterio, bajo la forma del pan y el vino, preparando a los fieles para la vida eterna. Partiendo de esta fe y contemplándolo con nuestra mente, sabiendo que Él vendrá desde los Cielos a indagarnos, renunciando a nosotros mismos y siguiendo el ejemplo de la justa Isabel, clamemos: “¿Y de dónde que nuestro Señor venga a nosotros?”. O en palabras del profeta David: “¿Qué cosa es el hombre, para que vengas y lo observes?”. O diciendo junto al centurión: “No somos dignos de que entres en nuestra casa”.

De la renuncia y el reproche a nosotros mismos, pasemos al temor filial, que no turba, sino que atrae una piadosa lucidez y asienta nuestro espíritu en el estado de esos seres inmateriales que, aunque esconden sus rostros, no huyen del trono de Dios, sino que sólo cantan en voz alta: “¡Santo, Santo, Santo!”. Porque, en verdad, el Señor está aquí y entrará en nosotros. ¿Qué alma no estaría preparada para exclamar, junto al Apóstol Pedro: “¡Aléjate de mí, que soy pecador!”, si no existiera el mandamiento del Señor, por el cual todo pecador debe esperar tal constatación por parte Suya?

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Pregătirea pentru Spovedanie şi Sfânta Împărtăşanie - Predici la Triod,  Editura Sophia, Bucureşti, 2002, pp. 111-112)

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