¡Buenos pensamientos, nada más!
¡Del mismo modo en que no puedes detener el viento, tampoco es posible detener los malos pensamientos! Pero sí que puedes hacer otra cosa: ¡sustituye los malos pensamientos con pensamientos buenos, virtuosos!
En el Paterikón encontramos que un monje fue una vez a buscar al abbá Pimeno y le dijo: “¿Qué puedo hacer, padre, porque mi mente es constantemente asediada por toda clase de malos pensamientos?”.
Y el abbá Pimeno le respondió:
—¡Intenta detener el viento! ¡Extiende tus brazos y tu pecho, y trata de detener el viento que sopla!
Y el monje le respondió:
—¡No puedo detener el viento, padre!
Entonces, el padre concluyó:
—¡Del mismo modo en que no puedes detener el viento, tampoco es posible detener los malos pensamientos! Pero sí que puedes hacer otra cosa: ¡sustituye los malos pensamientos con pensamientos buenos, virtuosos!
Luego, tenemos que entender que el esmero en generar buenos pensamientos nos lleva a apartar cualquier pensamiento negativo.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Pârâian, Cuvinte către tineri, Editura Omniscop, Craiova, 1998, p. 17)