Cada crisis es un paso adelante
Por medio de las crisis, Dios busca hacerme entender qué es verdad y qué no lo es en mi vida.
Cada crisis, cuando aparece, es la más fuerte de todas. Recuerdo ahora las palabras del padre Sofronio, quien decía que “el camino a la salvación es un ascenso al Gólgota”. Luego, con cada paso que das ejerces el mismo esfuerzo de llegar más alto, cargando siempre el mismo peso, al cual yo agregaría la fatiga.
Cada crisis que viene al hombre lo hace por primera vez y me interesa esta cuestión, porque recién ahora empiezo a entender que cada crisis es, ciertamente, una continuación del camino. Es muy importante el hecho que no existen crisis que no traigan un enriquecimiento posterior. Todo lo que es dolor en esta vida no es sino un nacimiento, empezando desde la primera maldición que sufriera el hombre desde la caída. Dios le dijo a Eva que daría a luz a sus hijos con dolor. Y he observado —ahora lo tengo más claro— que no sólo los niños nacen entre dolores, sino que cada dolor es un parto y quien nace eres tú mismo, quien soportas ese dolor, quien pasas por esa crisis. Un profesor francés de Teología dice que la noción de “crisis” proviene del griego “krisis”, que significa “juicio”. En cada crisis, Dios juzga mi vida. Entonces, cada crisis es un juicio que Dios hace a los individuos o a las naciones (el mencionado erudito habla de las crisis que tuvo que atravesar Israel en el Antiguo Testamento, como la esclavitud, etc.), para invitarnos a juzgar también nuestra propia vida. Por medio de las crisis, Dios busca hacerme entender qué es verdad y qué no lo es en mi vida. Así las cosas, una crisis es un momento en el que también nosotros podemos juzgar, es una manifestación del juicio de Dios. Lamento que en rumano no exista una palabra como los términos “defy” (desafío) o “challenge“ (reto) del inglés. Ciertamente, hay una palabra cercana, “provocare”, que tiene un sentido un poco más peyorativo que en los idiomas occidentales. Entonces, se trata de un reto y, al mismo tiempo, de una invitación que Dios nos hace a seguir adelante. Cada crisis es un paso adelante. Cada crisis, porque no la has pasado antes, es la más grande de todas. Y, en este sentido, esperas con temor las demás crisis que habrá de traerte la vida, como también yo las espero. Pero las espero lleno de esperanza, por todo aquello con lo que habrán de enriquecerme. Por eso, oro así: “¡Señor, ten piedad de nosotros, como Tú sabes hacerlo!”.
(Traducido de: Celălalt Noica. Mărturii ale monahului Rafail Noica însoțite de câteva cuvinte de folos ale Părintelui Symeon, Ediție îngrijită de pr. Eugen Drăgoi și pr. Ninel Țugui, editura Anastasia, 2009, p. 33-34)