Palabras de espiritualidad

¿Cada cuánto es recomendable comulgar?

  • Foto: Oana Nechifor

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Translation and adaptation:

San Simeón de Tesalónica dice que aquellos que no tengan alguna limitación canónica pueden comulgar cada cuarenta días, preparándose debidamente para ello.

Padre, díganos algo sobre la frecuencia con que debemos comulgar. Además, ¿cada cuánto comulgan los monjes?

—Lon monjes que viven cenobíticamente, siempre atendiendo las recomendaciones de su padre espiritual, deben comulgar con la mayor frecuencia posible. En nuestro caso, nos confesamos una vez a la semana, cada viernes. Pero también hay monjes muy piadosos, que vienen a confesarse dos o tres veces a la semana: “Padre, hoy no pude ir a los Maitines”, “Padre, no pude completar mi canon de oraciones”, “Padre, comí algo antes de que fuéramos llamados a la mesa”, etc. Si el monje siente que algo le remuerde la conciencia, viene, lo dice, le pones las manos en la cabeza, lo absuelves, y se va lleno de serenidad.  Del mismo modo, tanto los monjes ancianos como los enfermos pueden comulgar una vez a la semana; los demás, si su padre espiritual les da permiso, pueden comulgar cada cuarenta días, que es el máximo, y una vez al mes, que es lo usual.

¿Hay algún fundamento en los textos de los Santos Padres para el uso de comulgar cada cuarenta días?

—Sí, lo encontramos en San Simeón de Tesalónica. Él dice que aquellos que no tengan alguna limitación canónica pueden comulgar cada cuarenta días, preparándose debidamente para ello. Hay pecados por los que puedes ser privado de tomar la Santa Comunión hasta por veinte años. Eso sí, en caso de muerte, cuando ves que la persona está por irse, puedes impartirle la comunión. No se puede vedar en caso de muerte, pero si la persona finalmente no muere, tendrá que seguir cumpliendo con su canon. Esto es importante saberlo.

¿Es posible comulgar sin habernos confesado antes?

—No. Jamás. Primero hay que confesarse y sólo después se puede comulgar.

(Traducido de: Ne vorbeşte Părintele Cleopa, vol. II, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2004, p. 24-25)