Palabras de espiritualidad

Cada hijo viene con el auxilio de Dios

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Tener una familia numerosa es una forma de predicar el cristianismo en el mundo.

Los padres cristianos deben estar preparados, a pesar de todas las vicisitudes que tuvieran que enfrentar, para construir una familia verdaderamente cristiana, recordando que Dios envía siempre Su auxilio con cada uno de los hijos que traemos al mundo. Desde luego que esto representa un sacrificio: algunas veces debemos renunciar a adquirir una casa elegante o a comprar el coche del año, a seguir comprando ropa de marca o permitirnos algún viaje de descanso. Pero no olvidemos que lo único que necesitamos es a Dios, y que con Él nada nos faltará. Tener una familia numerosa es una forma de predicar el cristianismo en el mundo. Recordemos que las comunidades cristianas, desde su mismo origen, consideraban el aborto como un pecado y un crimen.

La familia cristiana —que incluye la fidelidad absoluta entre esposos e hijos educados en la fe— debe oponerse a los rasgos nocivos de la sociedad, y ser una luz que alumbre no sólo a sus propios miembros, cimentándose en la roca de la fe, como una pequeña iglesia doméstica.

El cristianismo salva al hombre del pecado del Gólgota, pero, en cambio, requiere de un esfuerzo enorme, porque: “El Reino de los Cielos se obtiene con esfuerzo, y los que se afanan lo alcanzan (Mateo 11, 12; comp. Lucas 16, 16). El conocimiento contemporáneo —es imporante repetirlo una y otra vez— exime al hombre de la conciencia del pecado: en las sociedades modernas, la palabra “pecado” no es sino un sonido vacío. Tal es el propósito del soberano de este mundo, para llevar al hombre a la perdición, bajo la falsa máscara de la “libertad”.

(Traducido de: Pr. Prof. Gleb Kaleda, Biserica din casă, Editura Sophia, București, 2006, pp. 240-241)