Palabras de espiritualidad

Cómo construir una relación armoniosa

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

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Cuando los esposos viven juntos durante muchos años, usualmente aprenden a reconocer las debilidades del otro, sus vulnerabilidades, los temas que deben evitarse al charlar. Sabiendo todo esto, podemos aprender a prevenir conflictos, reyertas y discusiones, es decir, a mantener la calma ante potenciales dificultades.

No es complicado sanar la familia: sus problemas pueden resolverse con rapidez si son tratados justo cuando la tensión apenas aparece, cuando no ha alcanzado un cierto nivel. Precisamente este es el propósito de la prevención. Luego, es necesario hablar no sólo de “conflictos familiares” ya existentes, sino también de la forma en que los esposos deben construir su relación, con tal de prevenir eventuales situaciones de conflicto. Para esto, el esposo y la esposa deben esforzarse, desde el inicio, en construir relaciones correctas en familia.

Deben, también, llegar a un punto de vista común en relación a los problemas fundamentales de la vida familiar —los objetivos y fines de su matrimonio—, en el entendido que la meta de la unión conyugal es devenir en un sólo ser: “Y los dos serán un sólo cuerpo” (Génesis 2, 24), un alma y un cuerpo.

Los esposos deben estudiarse mutuamente para conocer cada una de sus “llagas”, particularidades que existen en cada persona y en cada matrimonio, así como uno que ha analizado su propio organismo sabe cómo remediar las molestias de sus órganos. Si le duele la garganta, entonces evitará cosumir agua fría; si le duele el estómago, evitará comer alimentos condimentados, etc.

Cuando los esposos viven juntos durante muchos años, usualmente aprenden a reconocer las debilidades del otro, sus vulnerabilidades, los temas que deben evitarse al charlar. Sabiendo todo esto, podemos aprender a prevenir conflictos, reyertas y discusiones, es decir, a mantener la calma ante potenciales dificultades. Entonces conseguiremos reducir los conflictos familiares a su mínima expresión, buscando ese “ideal” de no discutir jamás, de que no aparezca ningún conflicto.

(Traducido de. Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 50-51)