Palabras de espiritualidad

¿Cómo convencer a alguien que ha entrado en una secta, para que vuelva al camino correcto?

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

¿Quién te convenció a ti para que fueras parte de la Iglesia Ortodoxa? ¿Fue una persona o un estado interior? Yo creo que fue algo interior. Eso mismo es lo que tiene que convencer a tu hermano.

¡No puedes! ¡Ni siquiera lo intentes! La única cosa que puedes hacer, y es la más poderosa, aunque parezca invisible, es la oración.  Si quien te convenció fue la Iglesia y no el protestantismo, pídele a Dios. Te voy a explcar cómo…  Recientemente estuve en Grecia, y ahí me encontré con un colega nuestro, un chipriota establecido en Londres que fue mi compañero en el Instituto Teológico de París y ahora es Metropolitano de Kenia, Macario. Me alegró mucho verlo después de tantos años. Y, como es de suponer, tuvimos tiempo para conversar, y me relató un sinnúmero de experiencias asombrosas. Una de ellas es la siguiente: un día cualquiera, cuando estaba en la iglesia, apareció un hombre y le dijo que su rey quería hablarle. Macario aceptó y fue con él. El rey estaba reunido con sus consejeros debajo de un árbol, después de haber orado a sus deidades, implorando su auxilio para resolver un determinado problema. No sé cuántos días habían estado bajo el árbol sin encontrar la solución que necesitaban. Alguien les dijo que en el pueblo había un europeo y sugirió traerlo para que orara a su Dios, con la esperanza de que tal vez así podrían resolver el asunto que tanto les preocupaba. ¿Cuál era ese problema? El Metropolitano Macario dijo que no quiso preguntar. Al verlo llegar, el rey le explicó cuál era la sitaución y le dijo: “¿Podrías pedirle a tu Dios? Tal vez Él nos ayude a resolver este problema…”.  Él respondió: “Está bien”. Se volvió hacia el Este y, elevando las manos, dijo más o menos estas palabras: “Señor, ilumina a Tu creación, a Tus siervos, para que conozcan el camino verdadero”. Ni siquiera preguntó cuál era el problema, ni quiso que le dieran ningún detalle. Al terminar de orar así, se despidió del rey y sus hombres, y regresó a sus asuntos. Unas horas después, si no al día siguiente, el mismo emisario vino a buscarlo, diciéndole que el rey necesitaba hablar urgentemente con él. Esta vez, el rey tenía otro semblante. Lo primero que hizo fue preguntarle: “¿Quién es el Dios de ustedes? ¿Puede ser conocido por cualquier persona?”. A lo que Macario respondió: “¡Sí, cualquiera puede conocerlo!”. “¿Cómo? ¡Entonces, yo quiero ser el primer bautizado!”. Y, en los días siguientes, todos se bautizaron. Quisiera hacer un paréntesis. ¿Quién te convenció a ti para que fueras parte de la Iglesia Ortodoxa? ¿Fue una persona o un estado interior? Yo creo que fue algo interior. Eso mismo es lo que tiene que convencer a tu hermano. Pídele a Dios y dale el tiempo necesario, porque Él, para no ser injusto con el hombre, muchas veces permite que pase algún tiempo, breve o más prolongado. Sin embargo, el tiempo más corto es ese en el cual obra Dios. La oración es el camino más corto, directo y poderoso, y la acción de Dios es muy rápida, si no lo aturdimos con nuestra palabrería. Hay un dicho inglés que viene al caso: “El camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones”. Confiemos, pues, que Dios hará lo que nosotros no podemos hacer.

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