¿Cómo dejar atrás una vida de pecado?
Enmendándote, debes renunciar a todo lo anterior y establecerte nuevas reglas y nuevas costumbres. De esta forma, la inclinación al pecado y a las pasiones será controlada y sometida.
Es lo mismo que rehacer el orden de tu vida exterior y de tus preocupaciones, en el espíritu de una vida nueva. Cuando el hombre se ha entregado al pecado, todas las fuerzas de su alma y todas las funciones de su cuerpo le sirven a ese pecado; de la misma manera, su modo de vida, en lo que respecta a su relación con quienes le rodean, es afectado por ese espíritu. En consecuencia, si después de su conversión el pecador no renuncia a sus preocupaciones anteriores y a su antiguo modo de vida, todo eso lo hará regresar a lo que era antes. Hay que reconstruir todo e introducir nuevas disposiciones para todo. Así, anteriormente el ojo estaba acostumbrado a ver lo que alimentara el pecado, el oído buscaba escuchar aquello que agradaba a las pasiones, y los otros sentidos eran, de igual manera, herramientas de las inclinaciones más viciosas. Al contrario, ahora debemos convertir todo eso en herramientas de la verdad. Que el ojo vea, en vez de cosas perversas, la imagen del estremecedor Juicio… Que el oído escuche cánticos dedicados a Dios, en vez de canciones que incitan a pecar, etc. Esta es la forma de renovar todas tus conductas y preocupaciones, haciendo una norma de buscar solamente lo que se ajuste a tu nueva forma de vida.
Estas nuevas preocupaciones serán como una compresa sobre la herida del alma lastimada por el pecado, que busca cómo sanar… Aquel que, permaneciendo en sus viejos hábitos, pretenda purificarse de sus pasiones, se engaña inútilmente con esperanzas vanas. ¿Por qué María Egipcíaca no regresó a Egipto, para retirarse a los desiertos de aquel lugar, sino que se fue a la soledad de los territorios que están más allá del Jordán? Porque, antes de llegar al desierto de Egipto, hubiera tenido que volverse a encontrar con lo que justamente buscaba dejar atrás, y con trabajo habría conseguido resistir la tentación. Así es como debe proceder cada uno de nosotros. Enmendándote, debes renunciar a todo lo anterior y establecerte nuevas reglas y nuevas costumbres. De esta forma, la inclinación al pecado y a las pasiones será controlada y sometida.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Învățături și scrisori despre viața creștină, Editura Sophia, București, 2012, pp. 117-118)