¿Cómo es nuestro estado espiritual? ¿Radiante, como un cielo despejado, o sombrío como un día nublado?
El hombre tiene que esforzarse en mantenerse, siempre, a cualquier precio, en un buen estado espiritual.
Se dice que tenemos que guardar la paz interior a toda costa y mantener nuestro espíritu rebosante de alegría. Siempre. Se nos repite con insistencia que tenemos que estar siempre felices, pletóricos de entusiasmo, a cualquier precio. Pero después encontramos que viene San Juan de Kronştadt y nos dice: “(Los hombres) somos como el clima: a veces vienen tormentas, ventarrones, relámpagos… y después sale el sol radiante, que nos hace sentir bien. Eso mismo pasa con cada uno de nosotros. Después, viene otra tormenta, que da paso nuevamente a la alborozada luz del sol. Y así, sucesivamente”. Dice también: “Debido a que tenemos un cuerpo, con este cuerpo material somos influidos por las condiciones atmosféricas. Cuando estas son buenas y cuando la presión atmosférica no es tan grande, decimos que el tiempo es bueno, y nos sentimos alegres, vigorosos. Pero cuando el tiempo se vuelve sombrío, también nosotros nos sentimos abatidos”. ¡Y así es! Por esta razón, tenemos que aprender a guardar el equilibrio (espiritual). Incluso cuando el tiempo se torne agobiante, tenemos que saber mantener nuestro espíritu en paz. El hombre tiene que esforzarse en mantenerse, siempre, a cualquier precio, en un buen estado espiritual. Tiene que tratar de mantener su espíritu lleno de contento, porque los espíritus que están en lo etéreo quieren vernos sumidos en un estado de tristeza absoluta…
(Traducido de: Stareţul Tadei de la Mănăstirea Vitovniţa, Cum îţi sunt gândurile aşa îţi este şi viaţa, Editura Predania, pp. 186-187)