Cómo fue llevado al arrepentimiento el jefe de una banda de bandidos
Gracias al discernimiento del padre Gregorio, el capitán Giorgaki, jefe de una feroz banda de asaltantes, fue llevado al arrepentimiento.
Un conocido asceta y guía espiritual, el padre Gregorio, vivió en la Ermita de Santa Ana la Menor (Monte Athos) antes que el padre Sabas. Vivía en un estado de permanente oración y silencio. Hablaba sólo cuando era necesario y, cuando lo hacía, todos se asombraban de su don espiritual, el de predicar con gran lucidez. Fue un enorme bienhechor para muchísimos monjes, ascetas y peregrinos.
Gracias al discernimiento de este sapientísimo padre espiritual, el capitán Giorgaki, jefe de una feroz banda de asaltantes, fue llevado al arrepentimiento. Para llegar a este punto, el padre utilizó una brillante estrategia. Le contó a Giorgaki que también él había cometido infinidad de crímenes en su juventud, algunos de ellos aún peores que los suyos. Con esta maniobra se ganó la confianza del bandido. Así fue como lo logró ablandarlo, llevándolo a una transformación casi total del corazón. Asimismo, le prometió que le daría la Comunión cada día, con una sola condición: que ambos ayunaran durante 40 días. El capitán aceptó.
Sin embargo, lo que el padre Gregorio le dio durante ese período no era precisamente la Eucaristía, sino pan y vino normales, hasta que transcurrieron los 40 días de contrición. Entonces sí que le dio la verdadera Comunión.
(Traducido de: Arhimandritul Ioannikios, Patericul atonit, traducere de Anca Dobrin și Maria Ciobanu, Editura Bunavestire, Bacău, 2000, pp. 119-120)