¿Cómo ganarnos el Reino de los Cielos?
¿Te acordaste de pedir el Reino de los Cielos? No, no lo necesitabas. Entonces, tampoco lo recibirás.
Dice el Señor: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda? (...) ¡Atadle, pues, de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes!” (Mateo 22, 12-13). El hombre responderá: “Señor, no entiendo... ¡pero si yo oraba!”. Sí, orabas, pedías. Pediste un apartamento. Se te otorgó. Pediste salud. Sanaste de tu enfermedad. Oraste por tu hija, y se le otorgó lo que pediste. Pero... ¿te acordaste de pedir el Reino de los Cielos? No, no lo necesitabas. Entonces, tampoco lo recibirás. Lo recibe sólo aquel para quien éste representa su propósito y sentido de vida, aquel que ha dedicado su vida entera a buscarlo, aquel que ha dado todo por llevárselo, así como el negociante paga todo lo que tiene por la más bella de las piedras preciosas. Cuando el Señor vea en tu corazón el deseo verdadero de adquirir el Reino de los Cielos, cuando vea que el corazón lo anhela con todas sus fuerzas, que desea ver a Dios, despreciando todo lo demás, entonces lo recibirá. Esta es la única forma de obtener el Reino de los Cielos.
(Traducido de: Cum să biruim iubirea de arginți, Editura Sophia, București, 2013, p. 46)