¿Cómo hablarte, Señor?
Cuando hay más personas conmigo, no puedo decirle a todos que se detengan y que volvamos al punto en donde me distraje. Por eso digo que la oración en grupo es muy buena, cuando todos están plenamente concentrados y atentos a lo que se dice.
¿Por qué se dice que la oración es un diálogo con Dios, cuando en realidad sólo nosotros hablamos?
—Con todo, es un diálogo, porque Dios es Quien escucha nuestras palabras, nuestras plegarias. Cuando hablamos con alguien, el otro, quien escucha, consiente y aprueba lo que le decimos. No obstante, de cuando en cuando Dios no escucha nuestra oración. Pero esto es también una respuesta por parte Suya. O la escucha y sigue siendo un diálogo, una comunicación, una comunión con Él.
Algunas veces, el corazón quisiera cantarle a Dios en alabanza, utilizando sus propias palabras. ¿Cómo podemos orar estando con alguien más o en un grupo pequeño?
—En primer lugar, debo decir que la oración elevada en grupo es muy del agrado de Dios. No hace mucho recordaba que, en el momento en que San Pedro fue arrestado y encarcelado, en algún sitio, en una casa había muchos reunidos orando por él, dirigiendo sus mentes a Dios cual saetas, si me permiten la analogía. Todos tenían el mismo anhelo, la misma esperanza, la misma oración... Todos oraban por la misma causa: que San Pedro fuera librado de la muerte, porque al día siguiente lo iban a ejecutar en público, ante la gente de Jerusalén. Aquellos cristianos, entonces, pedían que San Pedro se librara de la cárcel, de la muerte. Y, debido a que todos oraron con el mismo fervor y la misma intención en mente, Dios atendió sus plegarias.
Así pues, cuando un grupo de personas ora, sea por la mañana o por la noche —como, por ejemplo, lo hacíamos en los internados escolares, cuando nos juntaban a todos en el pasillo, o cuando salíamos al jardín del monasterio o al patio de la escuela, y uno leía mientras los demás escuchaban—, es algo muy hermoso... pero la única condición es que todos estén atentos a las palabras de la oración.
La oración particular es mejor, desde mi punto de vista, porque cuando mi mente se dispersa y pierdo la atención de lo que acabo de decir, puedo volver atrás y repetirla. Espabilo, le pido perdón a Dios por mi desatención y regreso a dichas páginas o párrafos de la oración. Esto lo puedo hacer perfectamente cuando estoy solo. Pero, cuando hay más personas conmigo, no puedo decirle a todos que se detengan y que volvamos al punto en donde me distraje. Por eso digo que la oración en grupo es muy buena, cuando todos están plenamente concentrados y atentos a lo que se dice. Pero, si nos suele ocurrir lo que mencioné, como me pasa a mí, lo mejor es la oración particular: que cada uno ore por separado, en lo secreto de su vida.
(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan, Ne vorbeşte Părintele Sofian (Boghiu), volumul I, Editura Episcopiei Romanului, 1997, pp. 59-61)