La oración es el vínculo entre el hombre y Dios. Al comienzo, esta relación era entre Dios y el hombre, pero, habiéndose roto dicho lazo, tenemos que “religión” significa retomarlo, rehacerlo por medio de la oración.

¿Y qué puede hacer quien no logra orar, por causa de sus responsabilidades y preocupaciones..?

—Se requiere tanto del esfuerzo del hombre como de la ayuda de Dios. Sin Él no es posible alcanzar la oración. Pero, si quieres retomar ese vínculo, en la medida de tus posibilidades. Dios te ayuda. Para esto, nuestra Iglesia tiene la siguiente oración: “¡Bendito seas, Señor! ¡Ante todo, enséñame Tus preceptos! ¡Bendito Señor, abre mis ojos para que entienda Tu ley! ¡Santísimo Señor, ilumíname!”. Tiene tres fases. Luego, así es como los cristianos conservan su vínculo con Dios, por medio de la oración.

(Traducido de. Părintele Adrian Făgeţeanu, Viaţa mea. Mărturia mea, interviuri de Andrei Dârlău, volum coordonat de Ciprian Voicilă, Editura Areopag, București, 2011, p. 72)