“Está claro que es ortodoxo... ¿pero será que también es cristiano...?
Ser ortodoxo pero no cristiano, es un estado que, en el lenguaje cristiano, tiene un nombre específico: significa ser un fariseo.
Hablando sobre la ortodoxia interior del corazón, el padre Serafín enfatizaba en el cálculo y la actitud crítica. Él consideraba que esta tentación surge al remarcar solamente la sabiduría exterior. «Algunas veces», decía él, «nuestro celo por la Ortodoxia puede ser tan exagerado, que nos lleve a situaciones similares a las de aquella anciana rusa, al observar el entusiasmo de un americano recién convertido: “Bueno... está claro que es ortodoxo... ¿pero será que también es cristiano...?”. Ser ortodoxo pero no cristiano, es un estado que, en el lenguaje cristiano, tiene un nombre específico: significa ser un fariseo, tan respetuoso de la letra escrita de las normas de la Iglesia, que termina perdiendo el Espíritu que le da vida, el Espíritu del verdadero cristianismo».
(Traducido de: Ieromonah Damaschin, Viața și lucrările părintelui Serafim Rose, Editura Sophia, București, 2005)