¡No persistan en la ira!
El Apóstol Pablo dijo: “que el enojo no les dure hasta la puesta del sol” (Efesios 4, 26). Si alguna vez, a causa de las artimañas del maligno, sucede que su corazón se llene de ira, de enojo o de odio en contra de su semejante, no se queden en ese estado de enfado y enemistad.
El Apóstol Pablo dijo: “que el enojo no les dure hasta la puesta del sol” (Efesios 4, 26). Si alguna vez, a causa de las artimañas del maligno, sucede que su corazón se llene de ira, de enojo o de odio en contra de su semejante, no se queden en ese estado de enfado y enemistad, no se vayan a dormir sin antes haberse reconciliado con quien los haya ofendido, sin haber extinguido completamente esa cólera, sin haber apagado completamente las brasas que podrían quemarles el corazón. Y, atención, no ofendan nunca a nadie. Cuando sean insultados, háganse humildes y sopórtenlo todo, en silencio. Piensen que quien los ofende tiene la razón, porque todos somos pecadores frente a Dios, de mil maneras; todos cometemos iniquidades, haciéndonos merecedores de cualquier castigo.
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Predici, Editura Sophia, București, 2010, p. 31)