La esencia misma del pecado
Aquí se revela todo el espíritu del maligno: en el afán de apartar a Dios, en la voluntad de existir solo para uno mismo y en uno mismo, de vivir en constante contradicción con Dios y con todo lo que es Suyo.
La esencia del pecado, de cualquier pecado, consiste en la arrogancia de la exaltación del propio yo. Esta es la esencia del demonio mismo, de Satanás. Y no es otra cosa que el deseo de permanecer encerrado dentro de la propia existencia, de no anhelar en lo más profundo del ser a nadie más que a uno mismo. Aquí se revela todo el espíritu del maligno: en el afán de apartar a Dios, en la voluntad de existir solo para uno mismo y en uno mismo, de vivir en constante contradicción con Dios y con todo lo que es Suyo.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, traducere de prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 47)