Un milagro de San Nicolás en el Monte Athos
El sacerdote desconocido tomó algunos granos con la mano, los bendijo y los arrojó sobre el resto del trigo. También bendijo hacia los cuatro puntos cardinales, hacia el monasterio, hacia el mar y después se preparó para partir.
“¿Qué hacen?”, preguntó el sacerdote desconocido. “¿Este es todo el trigo que les queda? ¿No hay nada más?”.
Los monjes de aquel monasterio del Monte Athos respondieron que, en verdad, eso era todo lo que tenían. Estaban en pleno diciembre y no se podían procurar más trigo, debido a la ocupación facista. Es importante subrayar que hacían falta 10 000 ocas* de trigo para cubrir las necesidades del monasterio; el problema es que ellos no se podían permitir comprar ni siquiera una oca, es decir, 1,24 kilogramos. El sacerdote desconocido tomó algunos granos con la mano, los bendijo y los arrojó sobre el resto del trigo. También bendijo hacia los cuatro puntos cardinales, hacia el monasterio, hacia el mar y después se preparó para partir.
“¿De dónde viene usted?”, le preguntaron los monjes. “¡Al menos quédese a comer con nosotros un poco de pan y algunas aceitunas!”.
“Vengo de muy lejos, de Mira, en Licia”, respondió.
Uno de los monjes, entre tanto, había corrido al monasterio a traer algo de comida para el forastero. Sin embargo, el padre, que luego demostró ser el protector del monasterio, desapareció sin que nadie lo notara. Las 150 ocas de trigo bendecido alcanzaron para alimentar a los monjes durante seis meses, es decir, desde diciembre, cuando San Nicolás se les apareció, hasta mediados de julio, cuando la nueva cosecha fue llevada al granero.
*Unidad de masa del Imperio otomano.