Palabras de espiritualidad

Un paso a la felicidad eterna

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

¿Cuántas personas, cuando están pletóricas de salud y todo les sale bien, son como cometas en el firmamento y les gusta demostrar su valor?

Una antigua leyenda árabe relata la triste historia del custodio del sultán de Bagdad. Un día, el joven soldado se arrojó a los pies del soberano, a quien apreciaba mucho y, entre lágrimas, le suplicó que le prestara su maravilloso corcel, el cual, en vez de galopar, en realidad parecía volar.

—¿Para qué lo necesitas? —le preguntó el sultán.

—Hoy vi a la muerte en el jardín del palacio, y me hizo una señal con la mano. Con tu caballo, oh sultán, podría huir a Basora y esconderme entre la gente que hay en el mercado de esa ciudad. ¡Así, la muerte jamás podrá encontrarme!

El sultán aceptó y pidió que prepararan inmediatamente su montura, para que el joven custodio pudiera partir lo antes posible.

Unas horas después, el sultán bajó al jardín y se encontró con la muerte, que, sentada en una banca, parecía esperar algo o a alguien.

—¿Por qué amenazaste a mi guardia? —le espetó el sultán, enojado.

—¿Qué dices? ¡Yo no lo amenacé! —se defendió la muerte.

—Me dijo que, más temprano, le hiciste una señal amenazante con la mano.

—Lo que hice fue levantar el brazo, asombrada. Es que, al verlo tan tranquilo en el jardín, me pregunté: “¿Cómo es posible que aún esté aquí, cuando en pocas horas debo encontrármelo en el mercado de Basora?”.

Desafortunadamente, a veces creemos que podemos engañar a la muerte, huyendo en vano de un lado a otro. La mayoría de las veces, el hombre actúa de manera pueril frente a la idea de cncontrarse con la muerte y el temor de pasar a la eternidad delata su impotencia y debilidad. ¿Cuántas personas, cuando están pletóricas de salud y todo les sale bien, son como cometas en el firmamento y les gusta demostrar su valor? Pero, cuando algún suceso de la vida los pone frente a la muerte, su miedo y su cobardía se hacen patentes. Para los verdaderos cristianos, la muerte no es sino el paso a la felicidad eterna.