¿Cómo proceder cuando te llena la desesperanza, porque te sientes sucio por tus pecados?
Como les dije, hay vasos pequeños y vasos grandes. ¡Pero cada vaso, si está lleno, es perfecto!
Una persona espiritual no podría jamás afirmar que no es pecadora. Porque un hombre espiritual se considera a sí mismo más pecador que todos los demás y por eso acciona en su arrepentimiento, por ejemplo, retirándose a un monasterio. El desprecio hacia tí mismo podría ser, de hecho, una forma de humildad auténtica. No te diluyas de tal forma que pierdas la esperanza en la salvación. Si consigues despreciarte a tí mismo, habrás alcanzado una enorme victoria. Sin embargo, no te desprecies comparándote con otros. ¡No es bueno! Podría tratarse de un orgullo oculto... “¡No estoy al nivel de fulano...!” ¿Para qué te interesa? Cada uno responde tan sólo por el nivel en el que se encuentra. Como les dije, hay vasos pequeños y vasos grandes. ¡Pero cada vaso, si está lleno, es perfecto!
A tí se te pide sólo lo que eres capaz de dar, de acuerdo a los dones que has recibido: a uno se le dio un talento, a otro tres, a otro diez. Y a cada uno se le pidió que multiplicara lo recibido. Así, el más culpable es el indiferente, el que no se mueve. Ése que espera que venga quién sabe qué.
(Traducido de: Ne vorbeşte Părintele Arsenie, volumul 2, Editura Episcopiei Romanului, 1996, p. 65)