¿Cómo puede el hombre arrancarse las cadenas de las pasiones?
¿O es que el codicioso y el avaro no son siervos del demonio? ¿O el supersticioso y el que acude a videntes y adivinos? ¿O el irascible y el que se enfada rápidamente?
Los pecados y las pasiones son las cadenas con las que el maligno nos sujeta y nos convierte en esclavos suyos. ¿O es que el codicioso y el avaro no son siervos del demonio? ¿O el supersticioso y el que acude a videntes y adivinos? ¿O el irascible y el que se enfada rápidamente? ¿O el que ama los placeres del cuerpo y el desenfreno?
Así las cosas, ¿cómo puede el hombre librarse de la esclavitud de las pasiones? En primer lugar, con su propia voluntad y esfuerzo, y después con el auxilio de Dios.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, p. 46)