¿Cómo puedo ayudar a que se salve mi semejante?
Así tendríamos que ayudar a la salvación de los demás, empujando también nosotros sus cargas y orando por ellos.
Cuando le preguntaron: “¿Cómo podemos ayudar nosotros, los monjes, a la salvación de los fieles y de las personas en general?”, el padre Paisos respondió:
—Con nuestras oraciones, nuestras palabras y nuestro ejemplo personal. El propósito por el cual realizas una buena acción y por el cual oras, eso es lo que cuenta ante Dios para nuestra salvación y la de quienes nos rodean.
Cuando vivía en el Monasterio Cozancea, solía salir al cobertizo de mi celda para sentarme y meditar; recuerdo que justo enfrente se extendía un hermoso prado atravesado por un camino rural.
Un día vi que por el camino pasaban varias carretas cargadas con toda clase de cosas, una de las cuales, tirada por dos famélicos bueyes, pertenecía a un campesino muy pobre. Al llegar a una cuesta, los animales eran incapaces de dar un paso más, a pesar de que el hombre los azuzaba y les daba de gritos. En un momento dado, los desdichados bueyes cayeron de rodillas... Entonces, también yo me arrodillé en el cobertizo y me puse a empujar una de las vigas de madera, diciendo. “¡Vamos, bueyecitos, levántense! ¡Vamos, que Dios nos ayuda!”. Clamando así, vi que los pobres animales se levantaron y finalmente consiguieron subir la pendiente, mientras yo le agradecía a Dios, diciendo: “¡Gloria a Ti, Señor!”.
Así tendríamos que ayudar a la salvación de los demás, empujando también nosotros sus cargas y orando por ellos.
(Traducido de: Părintele Paisie Olaru, Părintele Paisie duhovnicul, Editura Mitropoliei Moldovei şi Bucovinei, Iaşi, 1993, pp. 29-30)