¿Cómo saber si he orado bien?
Sólo entonces podremos considerar que hemos orado bien, cuando, al cerrar la oración, nuestra alma se sienta sacudida por la compunción de corazón y la contrición.
«Debemos cumplir con las cosas de Dios, llenos de temor y estremecimiento. Esto es algo que debemos recordar siempre. Entonces, debemos esmerarnos en poner toda nuestra atención al orar; como dice San Juan Climaco: “¡Cerrad vuestras mentes en cada palabra de la oración!”. Cuando empecemos a orar, debemos dirigir toda nuestra atención a Dios y no volver a apartarla de Él.
“El sacrificio a Dios es un espíritu contrito...” (Salmos 50, 19). Sólo entonces podremos considerar que hemos orado bien, cuando, al cerrar la oración, nuestra alma se sienta sacudida por la compunción de corazón y la contrición. En el transcurso del día, esforcémonos en orar sin cesar y en presentarnos a cada instante ante el Señor con nuestra mente, tal como lo hacen los ángeles. Ellos le presentan una doxología ininterrumpida, y nosotros nuestro arrepentimiento»
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Călăuză către viața duhovnicească, Editura Egumenița, p. 63)