¿Cómo sanar el desenfreno?
No pierdas la esperanza por dichos impulsos, que no desaparecen tanto por el cuidado humano, como por el amor de Dios por la humanidad.
Y sobre el hecho que se haya permitido que tengas que luchar contra el desenfreno, le recordaré lo siguiente a tu amor: en la cuarta parte de la Filocalia, en donde se nos habla sobre la mente y los pensamientos, San Casiano el Romano recuerda las palabras de San Apolo a su hermano, desesperanzado y deseoso de volver al mundo, “No te asustes, pequeño, tampoco desesperes, porque a pesar de mi edad y teniendo ya la cabeza blanca, tales pensamientos aún me acechan. No pierdas la esperanza por dichos impulsos, que no desaparecen tanto por el cuidado humano, como por el amor de Dios por la humanidad”.
(Traducido de: Filocalia de la Optina, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2009, p. 37)