—¿Por qué suelo amar verdaderamente a quienes esto no les interesa? ¿Para sufrir una y otra vez? ¿Para qué? Es un tormento que no se termina...

—Si nuestro amor es pretencioso, entonces será, en verdad, un sufrimiento contínuo. Aprende a amar sin pretender nada. Así de simple. Amar consiste en hacer mil postraciones semanales, por alguien. A Leonel puedes amarlo así. Por Gheorghe puedes repetir, “Señor Jesucristo...” unas trescientas veces. Por Bogdan puedes hacer una Paráclesis, A Vasile puedes mencionarlo en tu lista de intenciones para la Divina Liturgia. Y así puedes amar a veinte muchachos. No es posible que, de esos veinte, uno no haga una Paráclesis por tí. No se puede, ¿no? Entonces, haz las cosas de esta forma que te digo. No lo dirijas todo por el camino de las pretensiones, porque ése a nadie le gusta, si lo sabré yo...

Cambia tu forma de ver las cosas. Aprende a amar, sin pretender nada, y dejarás de sufrir. Aprende a alegrarte, a cantar, a bailar, a agradecer, a huir del pecado.

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Deschide cerul cu lucrul mărunt, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 170-171)