¿Cómo tengo que luchar contra los malos pensamientos?
El pensamiento viene y tú le entreabres la puerta. “¡Quiero ver al ladrón!”, dices, y te pones a hablar con él.
En las personas de hoy encuentras cualquier cosa, menos buenos pensamientos, que se han convertido en una auténtica rareza. La peor enfermedad, que es también la más común en nuestros días, son los pensamientos vacíos de las personas, esos que encierran un gran desasosiego terrenal. El único que nos puede sanar de esto es Cristo. Basta con arrepentirnos y volver a Él. Ciertamente, la enfermedad más grave del hombre es su propio razonamiento “desviado”.
Al comienzo de su vida espiritual, el hombre aparta los malos pensamientos con la meditación espiritual, la oración y la lucha abnegada. Y, después, vienen por completo los buenos pensamientos. Posteriormente, cesan también los buenos pensamientos y viene la iluminación divina.
La experiencia espiritual se obtiene por medio de los “flechazos” que el maligno le envía al soldado de Cristo. Antes de empezar la batalla, el demonio desata un auténtico “bombardeo” de pensamientos. Recordemos, entonces, que la “Oración de Jesús” es la mejor arma contra los malos pensamientos.
Cuando veas alguna cosa que pueda inducirte a pecar, no juzgues ni aceptes los pensamientos que te mande el maligno. ¡Tienes que estar muy atento! El pensamiento viene y tú le entreabres la puerta. “¡Quiero ver al ladrón!”, dices, y te pones a hablar con él. Entonces, en vez de ahuyentarlo, lo que haces es ponerte a charlar con él… y después este entra y te asalta.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Părinţi Aghioriţi. Flori din Grădina Maicii Domnului, Editura Evanghelismos, 2004, pp. 51-52)