Palabras de espiritualidad

¿Cómo vivo hoy? ¿Cómo me presentaré ante el Juez?

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

¡Mientras te quede tiempo, apresúrate y corre al combate, para que, venciendo a tus enemigos, puedas hacerte digna de recibir tus coronas, alma mía!

¡Ante Tu clemencia y Tu bondad me postro, oh Soberano de todo! Acepta la oración de este pecador, endulza su alma atormentada por la amargura del pecado, dale de beber de la fuente de la vida al sediento y guíalo por la senda que conduce a ella.

Como un Soberano, libra de la esclavitud a Tu siervo, para que pueda escapar de las pasiones que lo someten y subyugan su corazón.

Así, ¡que Tu indulgencia corra a mi encuentro, Señor, antes de verme empujado al averno con aquellos que practican la maldad!

Entonces se dará a conocer todo lo que hoy hago a escondidas. ¡Ay de mí! ¡Qué vergüenza me inundará cuando me vean condenado aquellos que hoy me creen justo, en tanto que yo, apartándome del trabajo de mi alma, no soy sino un siervo de las pasiones!

¡Ay, alma mía! ¿Por qué el sol de la razón se ha oscurecido en ti, entre las tinieblas de las pasiones? ¿Y por qué esta oscuridad no se desvanece cuando brotan los primeros rayos de luz? ¿Por qué permites que las pasiones te arrastren por el suelo y por qué elegiste, en vez de tu liberación, las cadenas?

Has mancillado el atuendo que Dios te hizo, haciéndolo indigno de la boda real. Voluntariamente te has entregado a los pecados y te has hecho esclava del enemigo de la vida.

¿Qué le dirás, alma mía, al Juez, cuando llegue aquel sobrecogedor y terrible Día? ¡Despiértate mientras tengas tiempo! Mientras puedas controlar tus pensamientos, mientras tu mente siga activa y tu cuerpo pueda moverse, mientras la Gracia pueda seguir alcanzando tu mente y tú puedas derramar lágrimas de purificación, rebélate valientemente contra tus pasiones y, con la ayuda de Dios, emprende la heroica lucha en contra de Goliat.

Apresúrate, porque una vez terminado el torneo ya no es posible entrar a la lucha; una vez cerrado el mercado ya no es posible hacer negocios, y una vez sellados para siempre tus actos ya no es posible realizar más obras.

¡Mientras te quede tiempo, apresúrate y corre al combate, para que, venciendo a tus enemigos, puedas hacerte digna de recibir tus coronas!

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Psaltire sau cugetări evlavioase și rugăciuni scoase din facerile Sfântului Efrem Sirul și așezate după rânduiala Psalmilor lui David, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, pp. 78-79)