Comulgar sin temor a ser condenados
Cuando nos acercamos a este sacramento, en primer lugar, habiéndonos arrepentido sinceramente y confesado con humildad nuestras faltas, decididos a no volver a cometerlas.
Si comulgamos con fe y habiéndonos preparado debidamente, todas las trampas de nuestros enemigos espirituales, que tanto nos atormentan, quedan desactivadas, inutilizadas. ¿Cómo comulgar, entonces, sin temor a ser condenados? Cuando nos acercamos a este sacramento, en primer lugar, habiéndonos arrepentido sinceramente y confesado con humildad nuestras faltas, decididos a no volver a cometerlas. Y, en segundo lugar, si nos acercamos al Santo Cáliz sin rencor alguno, reconcilados en el corazón con todos los que nos han ofendido.
(Traducido de: Sfântul Ambrozie de al Optina, Ne vorbesc stareții de la Optina, Editura Egumenița, p. 162)