Palabras de espiritualidad

Con el Sacramento del Matrimonio, los novios se transforman. Su relación, así, se hace eterna

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Realmente, “cinco minutos antes” de casarse es pecado el contacto carnal entre los novios, pero “cinco minutos después” ya no lo es. “Cinco minutos antes” de la bendición sacerdotal, sobre la Santa Mesa lo que hay es vino y pan, pero “cinco minutos después” se trata del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor. Esta es la fuerza de los Sacramentos: las cosas se transforman, los hechos cambian, el pecador se vuelve justo, bendito el vil, se alza a los Cielos quien vive en este mundo.

Esta es, exactamente, la naturaleza, la fuerza y la dignidad de los Sacramentos: las cosas se transforman, los hechos cambian, el pecador se vuelve justo, bendito el vil, se alza a los Cielos quien vive en este mundo.

Realmente, “cinco minutos antes” de casarse es pecado el contacto carnal entre los novios, pero “cinco minutos después” ya no lo es. “Cinco minutos antes” de la bendición sacerdotal, sobre la Santa Mesa lo que hay es vino y pan, pero “cinco minutos después” se trata del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor. “Cinco minutos antes” del Bautismo, es un pecado grave que el catecúmeno comulgue, mas “cinco minutos después” se trata ya de un acto necesario y santo.

“Cinco minutos antes” de su consagración como obispo, el “candidato” es sólo un sacerdote y no puede oficiar ordenaciones en el clero, pero “cinco minutos más tarde”, después de la Divina Liturgia que le ha consagrado, puede ya ordenar sacerdotes y diáconos.

Pero ¿para qué mencionar sólo estos aspectos divinos, para qué hablar únicamente de los Sacramentos? ¿Acaso en “nuestras cosas” cotidianas, no sucede lo mismo? “Cinco minutos antes” de firmar un contrato frente al notario, tal documento no es sino un simple papel; “cinco minutos después”, es ya un documento público y tiene consecuencias legales (derechos y obligaciones), algunas veces, de considerable importancia. “Cinco minutos antes” de firmar el testamento, éste no se diferencia en nada de cualquier otro papel reciclable, pero “cinco minutos después” es un documento capaz de determinar el destino de inmensas fortunas. “Cinco minutos antes” de ser juramentado como Presidente de la República, el designado para este cargo no es sino un simple ciudadano, carente de toda autoridad especial, pero “cinco minutos más tarde” tiene ya el poder de disolver el gobierno y el Senado. (...)

La Iglesia, de forma oficial y documentada, se ha pronunciado repetidas veces sobre este aspecto. Y ha dicho claramente que la unión carnal “cinco minutos antes” de casarse constituye no un simple pecado, sino uno tan grande, que es considerado incluso un impedimento para el sacerdocio. (Es sabido que los pecados leves no son impedimento para el sacerdocio... de lo contrario, nadie podría ser ordenado sacerdote). El VI Sínodo Ecuménico dice, confirmando el canon 69 de San Basilio: “Si el clérigo inferior (anagnost) tuviera contacto carnal con su prometida antes de la boda, siendo alejado durante un año de su función, será aceptado nuevamente, como lector, permaneciendo en este grado. El lector que haya tenido contacto carnal con su prometida antes de casarse (después de ser castigado con un año de degradación), quedará sin avanzar, sin llegar a ser diácono ni sacerdote.” Esto lo enseña y lo regula la Iglesia, aconsejada por el Espíritu Santo.

(Traducido de: Arhimandrit Epifanie Teodoropulos, Familiei ortodoxe, cu smerită dragoste, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 18-20)

 

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