Con la ayuda de Dios podemos sobrepasar cualquier sufrimiento
La gracia divina transforma cuaquier aflicción, cualquier injusticia, en una lección de alegria y de crecimiento espiritual.
Los que tienen el corazón lleno del consuelo de la gracia pura, son capaces de soportar cualquier carencia e injusticia, convirtiéndolas en un banquete de alegría espiritual. Al contrario, el hambre que sufre un corazón duro, del cual se ha alejado el consuelo espiritual, es un sufrimiento sin alivio.
No hay tormento más grande que tener un corazón duro e insensible, uno que ha perdido la capacidad de distinguir el camino luminoso de la Divina Providencia, de los oscuros extravíos de este mundo. Aún así, a lo largo de la historia han existido también hombres con corazones llenos de gracia, cual vasijas elegidas, iluminados del espíritu profético, que han sabido diferenciar la Luz Divina, de la oscuridad terrenal.
(Traducido de: Arhimandrit Zaharia Zaharou, Omul cel tainic al inimii, Editura Basilica, București, p. 11-12)