“La confianza vale más que cualquier capital”, dice el comerciante. “La confianza en la estrella polar vale más que el conocimiento que se tiene de la ruta”, dice el navegante.

También tú, amigo, con confianza me extiendes la mano, y yo, como puedo, te voy guiando. Pero, en un momento dado, el hombre puede morir y el comerciante sufrir pérdidas. También, repentinamente, la estrella polar puede quedar oculta detrás de una densa nube negra, haciendo que el navegante pierda su rumbo. Y es que también yo, amigo, soy solo un puñado de polvo, al cual, en un abrir y cerrar de ojos, el viento de la muerte puede disipar. ¿Quién te seguirá llevando de la mano, después de que yo muera? ¿A quién le confiarás que te conduzca? Entrega toda tu confianza, tanto entonces como ahora, a Jesucristo, Quien desvaneció la muerte como si fuera un simple puñado de polvo. Él es el amigo que no muere y sobre el cual jamás podrá haber ninguna nube negra.

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Editura Predania, București,  2009, p. 76)