¡Confío y espero en Ti, Señor de la Vida!
“Señor, que Tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en Ti” (Salmos 32, 21).
No te desanimes, por más que las pasiones y los pensamientos de pecado te ataquen. Empieza siempre de nuevo, diciendo: “El Señor vive, por eso no he de perder la esperanza”. Para el hombre que confía siempre en el Señor, no hay situaciones sin salida.
El hombre que no pone su esperanza en Dios, busca un falso consuelo en filosofías oscuras, en distracciones llenas de pecado, en bebidas nocivas, e incluso en los narcóticos.
Por su parte, el hombre que cumple con los mandamientos del Señor, sin duda también espera recibir una recompensa. Porque el Señor dijo: “Vuestra recompensa será grande en los Cielos” (Mateo 5, 12). Por eso, puede dirigirse a Cristo y decirle: “Señor, que Tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en Ti” (Salmos 32, 21).
(Traducido de: Arhimandritul Athanasie, Egumenul Sfintei Mănăstiri Stavrovouni, Lumină lină și tainică în negura zilelor noastre. Starețul Gherman Stavrovouniotul, traducere de Mircea Ștefan, Editura Doxologia, Iași, 2016, p. 111)