Palabras de espiritualidad

“Conozco tu enfermedad, pero no te preocupes. Sanarás y estarás bien”

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Recuerdo que conservaba aquel puñado de tierra desde hacía un año y medio, cuando mi hermana María me contó que estaba enferma.

La primera vez que visité la tumba de la madre Matrona fue en 1995. Entonces oré mucho, tomé un poco de tierra y partí de vuelta a casa, en Nizhnevártovsk. En nuestra parroquia, la madrecita es amada por todos. Muchos de mis vecinos, en vacaciones, viajan a Moscú en peregrinación, sólo para visitar a la santa. Recuerdo que conservaba aquel puñado de tierra desde hacía un año y medio, cuando mi hermana María me contó que estaba enferma. Le habían encontrado un tumor maligno en la tiroides. La terapia constaba de varias etapas: operación, tratamiento con rayos, preparaciones hormonales... En esos días, María leía un libro sobre la vida de la madrecita, y cuando supo que yo tenía un poco de tierra de su tumba, me pidió que se lo diera. Así lo hice. Y sucedió que esa noche María soñó a la madre Matrona. Acercándosele, ésta comenzó a acariciarla, y le dijo: “Conozco tu enfermedad, pero no te preocupes. Sanarás y estarás bien”. ¿Qué más puedo agregar? Que María ya no necesita ser operada.

Esta es la forma en que ella nos ayuda. Aunque estemos lejos, siempre auxilia a los necesitados. (Testimonio de una feligresa de la Iglesia de la Natividad del Señor, Nizhnevártovsk)

(Traducido de: Viața și minunile Sfintei Matrona din Moscova, Editura Sophia, București 2003, p. 117)