Consejos para fortalecernos en la virtud del silencio
“Nosotros no enseñamos a cerrar la puerta de madera, sino, ante todo, la puerta de la lengua”.
Dijo el abbá Pimeno: “Si el hombre se acuerda de aquello que está escrito: ‘Por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado’ (Mateo 12, 37), elegirá siempre guardar silencio”.
Un hermano le dijo al abbá Pimeno: “Si siento la necesidad de decir algo, ¿debo hacerlo?”. Y el anciano le respondió: “Escrito está: ‘El que da una respuesta antes de haber escuchado, demuestra su insensatez para oprobio suyo’ (Proverbios 18, 13). Si te preguntan, responde. ¡Y si no, calla!”.
Un hermano vino a visitar al abbá Pimeno cuando era la segunda semana de la Gran Cuaresma y, después de haberle confesado sus pensamientos, le dijo: “¡Ciertamente, padre, poco faltó para que no viniera a verle hoy!”. El anciano respondió: “¿Por qué?”. Y el monje dijo: “Pensé que, por hallarnos en pleno período de ayuno, usted no me abriría la puerta de su celda”. Y el abbá respondió: “Nosotros no enseñamos a cerrar la puerta de madera, sino, ante todo, la puerta de la lengua”.
(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 184-187)