Conservemos pura nuestra mente
¿Qué esperanza les queda a los subalternos, cuando el capitán del barco se ha ahogado, la luz se ha extinguido y el general ha sido capturado?
Y si la luz que hay en ti ha llegado a ser obscuridad, ¡cómo será de tenebrosa tu parte más obscura! (Mateo 6, 23)
¿Querrías seguir vistiéndote con sedas y adornándote con oro, si te quedaras ciego? ¿No crees que la salud es más importante que las cosas exteriores? Porque si la pierdes, toda tu vida será infeliz. Porque cuando tus ojos han oscurecido y la fuerza de tus miembros se debilita, su luz empieza a extinguirse; lo mismo sucede cuando la mente es pecadora: tu vida se llena de incontables iniquidades.
Por eso, nuestro objetivo debería ser mantener nuestros ojos puros, al igual que nuestra mente, para que el alma pueda ver. Pero si somos indiferentes, ¿cómo podremos seguir viendo?
Así como uno que seca un manantial puede secar todo el río, el que pierde la sensatez puede perder también todo en esta vida. Por eso dice: Y si la luz que hay en ti ha llegado a ser obscuridad, ¡cómo será de tenebrosa tu parte más obscura! Porque, ¿qué esperanza les queda a los subalternos, cuando el capitán del barco se ha ahogado, la luz se ha extinguido y el general ha sido capturado?
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Evanghelia după Matei, Omilia 20. Fragment tradus de Lucian Filip)