Palabras de espiritualidad

Contemplando la gloria de Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Solamente cuando nuestra vida esté cimentada en la roca de Su palabra, recibiremos una respuesta a la pregunta. “¿Quién es Este?”.

“He manifestado Tu Nombre a los hombres que Tú me diste tomándolos del mundo. Tuyos eran y Tú me los diste, y han guardado Tu Palabra.  Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de Ti; porque las palabras que Tú me diste se las he dado a ellos. (…) Padre, los que Tú me has dado, quiero que estén conmigo donde Yo esté, para que contemplen Mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo” (Juan 17)

Para poder contemplar esa gloria, debemos estar en esa gloria. De lo contrario, no la podremos ver. Para darnos cuenta, aun en una ínfima medida, de “¿Quién es Este?” (Mateo 21, 10), debemos hacernos como Él, permaneciendo en Su palabra. Quien no lo siga en la fe, quien no lo ame y, en consecuencia, no guarde Sus mandamientos, no será capaz de emitir un juicio, porque no tendrá los fundamentos necesarios para hacerse de una opinión. Para apreciar el genio o la destreza de un científico o de un pintor, debemos tener alguna formación previa en ese campo de la ciencia o el arte. Lo mismo en las cosas del Espíritu. Solamente cuando nuestra vida esté cimentada en la roca de Su palabra, recibiremos una respuesta a la pregunta. “¿Quién es Este?” (Mateo 7, 24; 25).

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Rugăciunea – experienţa vieţii veşnice, Editura Deisis, Sibiu, 2001, p. 99)