Palabras de espiritualidad

¿Crees que nuestro Señor te va a rechazar?

    • Foto: Constantin Comici

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Lo importante es no perseverar en el pecado, sino esforzarnos en renunciar a él, porque la contrición es apartarnos de nuestras faltas.

¿Qué puedo hacer, si soy un pecador y a veces caigo en la desesperanza por culpa de mis faltas?

—Querido hijo, la multitud de nuestras faltas no tiene que ser un motivo para la desesperanza, sino que tenemos que buscar arrepentirnos con sinceridad y esperanza, con el rostro dirigido al futuro y con la confianza en que Dios no da a nadie por perdido, sabedores de que nuestro Señor Jesucristo no rechaza a nadie, como alguna vez me lo dijera a mí un sacerdote, cuando entré a la Facultad de Teología: “¡Me alegro, me alegro porque Cristo no rechaza a nadie!”. No solo no rechaza a nadie, sino que incluso nos llama a todos.

Tal vez te acuerdas de aquel pasaje del Evangelio de Marcos, cuando Bartimeo clamó: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” (Marcos 10, 47), y alguien de entre la gente le dijo: “"¡Ánimo! Levántate, que te llama”. Nunca perdamos de vista estas palabras, por muy pecadores que seamos. Lo importante es no perseverar en el pecado, sino esforzarnos en renunciar a él, porque la contrición es apartarnos de nuestras faltas. Y es entonces cuando Dios nos recibe, tal como el padre del hijo pródigo lo recibió con los brazos abiertos, sin preguntarle nada, sin reprocharle nada. Lo recibió, porque estaba volviendo.

(Traducido de: Duhovnici români în dialog cu tinerii, Editura Bizantină, București, p. 86)