Palabras de espiritualidad

Cristo, la Luz verdadera

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Así como el sol, situado en un solo lugar en lo alto del cielo, ilumina la tierra entera, haciendo que todos los seres y cosas, buenos y malos, reciban su luz, así también el Señor ilumina a todos los hombres con Su luz hipostática, ya que Él es la Luz verdadera “que ilumina a todo hombre que viene al mundo” (Juan 1, 9).

Así como el sol, aún estando todo el tiempo en el cielo, acaricia toda la superficie de nuestro planeta con sus rayos, como arrullándolo con miles de manos, transmitiéndose a todos los organismos vivos, impregnándolos, calentándolos, llenándolos de vida, prestándoles su calidez, atravesando los cuerpos transparentes y penetrables, reflejando su brillo en esa transparencia, y dándole calor a todos los cuerpos sólidos y opacos, así el Sol de la razón, Dios, que aunque permanece en el cielo, transmite sus rayos a todas las criaturas racionales, a los ángeles y a las personas, llenando su espíritu, santificándolos, fortaleciéndolos, haciéndolos crecer —de la misma manera en que los rayos del sol ayudan a los organismos animales y vegetales— dándoles vida, haciéndolos desarrollarse.

Así como el sol, situado en un solo lugar en lo alto del cielo, ilumina la tierra entera, haciendo que todos los seres y cosas, buenos y malos, reciban su luz, así también el Señor ilumina a todos los hombres con Su luz hipostática, ya que Él es la Luz verdadera “que ilumina a todo hombre que viene al mundo” (Juan 1, 9).

(Traducido de: Sfântul Ioan din Kronstadt, Viaţa mea în Hristos, traducere de Boris Buzilă, Editura Sophia, Bucureşti, 2005, p. 79)

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