El esfuerzo constante en permanecer al lado de Cristo, de no avergonzarte de Él y de Su Evangelio (Marcos 8, 28), te enseña cuál es el precio de tu alma. Porque a la inmortalidad que Dios le dio a tu alma no le podemos agregar nada de lo que hay en nuestros ideales, muchas veces sub-humanos, con los que actualmente solemos agitarnos.

Salvar tu vida significa ponerla al servicio del Evangelio de Jesucristo (Marcos 8, 35), sin los límites del miedo a la muerte, mucho menos los del temor a perder alguna posición social o potestad sobre los demás.

Por eso, cualquier hombre cimentado en los valores del Evangelio, tarde o temprano se vuelve insoportable para quienes no están dispuestos a vivir en la Palabra de Cristo, para no morir jamás.

(Traducido de: Părintele Constantin Necula, Ce va da omul în schimb pentru sufletul său?..., Editura Agnos, Sibiu, 2013, pp. 13-14)