Cual guerreros de Cristo…
Estas son las armas espirituales del cristiano, con las cuales podrá luchar contra los demonios, vencer las pasiones, alcanzar las virtudes y, así, entrar triunfante en el Reino de los Cielos.
En nuestros días, el cristianismo ya no es perseguido por emperadores idólatras o por incrédulos, y le pido a Dios que nunca más vuelva a ser así. Sin embargo, lo que hay es una guerra espiritual entre creyentes y demonios. “Nuestra lucha no es contra gente de carne y hueso, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal, que moran en los espacios etéreos” (Efesios 6, 12). Estamos hablando de una lucha incesante y extradordinaria, porque hay que luchar contra las pasiones y los apetitos, contra el deseo de los placeres, la ira, la envidia, la maldad y cualquier otra forma de pasión. Por eso, para poder librar este combate, necesitamos contar con determinadas armas. Esto es lo que dice el Apóstol: “Por esto, recibid la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y ser perfectos en todo. Manteneos firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia y teniendo calzados los pies, prontos para anunciar el evangelio de la paz. Empuñad en todas las ocasiones el escudo de la fe, con el cual podáis inutilizar los dardos encendidos del maligno. Tomad también el yelmo de la salud y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6, 13-17). Estas son las armas espirituales del cristiano, con las cuales podrá luchar contra los demonios, vencer las pasiones, alcanzar las virtudes y, así, entrar triunfante en el Reino de los Cielos.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieţii, Editura Egumenița, Galați, pp. 335-336)