¿Cuáles son las virtudes redentoras?
Pero nosotros no somos sino pecadores. ¿Cómo podrías juzgar a tu semejante, si tú mismo estás lleno de pecados?
Esto es lo que les digo a quienes vienen a buscarme: la humildad del publicano, la paciencia de Job, la mansedumbre de David, el amor que no cede jamás, el silencio, el sosiego. No juzgues a nadie, solamente a tus propios actos. A Cristo le corresponde juzgar a los demás, porque fue el Padre quien le dio esa potestad.
Pero nosotros no somos sino pecadores. ¿Cómo podrías juzgar a tu semejante, si tú mismo estás lleno de pecados? ¡Saca primero la viga que hay en tu ojo y sólo después atrévete a juzgar a tu hermano! Juzga en primer lugar tus propios actos y no te ocupes en juzgar los de los demás. “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen; dales sabiduría, Señor. Perdónalos, Señor, porque yo hago peores cosas que ellos”. No pienses que eres mejor que los demás, no les llames “pecadores” y no te llames a ti “bueno”. No. “Señor, yo hago peores cosas que esa persona, Perdóname, Señor, y ayúdame a no volver a pecar.”
(Traducido de: Părintele Selafiil cel orb de la Noul Neamț, Dragostea care nu cade niciodată, Editura Marineasa, Timișoara, 2001, p. 22)