¿Cuán duro es el camino del amor a la felicidad?
El hombre no es tan feliz, como cuando se siente amado y cuando ama, cuando, el amor brota de su alma.
Toda nuestra fe, toda nuestra regla de oraciones, todos nuestros oficios litúrgicos, son dadores de luz, de alegría: “¡De luz se llenaron el cielo y la tierra, y todo lo que está debajo de ella! ¡Entonces, que toda criatura celebre la Resurrección de Cristo, de donde viene su fuerza! ¡Alégrense los cielos, así como es mandado, y que la tierra también se alegre! ¡Que todo lo visible e invisible celebre que Cristo resucitó, la Felicidad eterna!”.
¿Qué es Cristo? “La felicidad eterna”. ¿Qué es el Evangelio? ¡Fuente de esperanza y de alegría! ¿Qué es el cristianismo? ¡La religión de la alegría, la religión del amor! He traído todo esto a colación, para poder hacer una relación entre amor y felicidad. El hombre no es tan feliz, como cuando se siente amado y cuando ama, cuando, el amor brota de su alma.
(Traducido de: Arhimandrit Teofil Părăian, Iubirea de aproapele – ajutor pentru bucuria vieții, Editura Doxologia, Iași, 2014, p. 27)