Cuando acudimos al “especialista” que habrá de ayudarnos a sanar espiritualmente…
Esta situación se asemeja a lo que sucede con el Sacramento de la Confesión. El padre espiritual es, a la vez, un terapeuta, un cirujano y un psiquiatra. Y, ante todo, es un médico de almas.
Hace algún tiempo, supe de dos mujeres que sufrían de la misma enfermedad y que fueron operadas prácticamente el mismo día. La primera de ellas, cuya cirugía duró varias horas, se recuperó pronto y mejor de lo esperado. Pero, cuando la otra fue operada, al cirujano le tembló un poco la mano y le hizo una incisión más grande de lo debido. Y, aunque la mujer no murió inmediatamente, su estado empeoró. Luego de un mes de sufrimiento, murió. De cierta forma, esta situación se asemeja a lo que sucede con el Sacramento de la Confesión. El padre espiritual es, a la vez, un terapeuta, un cirujano y un psiquiatra. Y, ante todo, es un médico de almas.
El creyente, arrepentido de sus pecados, va y le confía su alma. Y en la medida en que confíe su alma a las manos de su confesor, dependerá también el éxito de su sanación.
(Traducido de: Protoiereul Vladimir Vorobiev, Duhovnicul și ucenicul, Editura Sophia, București, 2009, p. 12)