Cuando alcanzamos el estado de la oración pura…
En ese estado de oración, el hombre se olvida hasta de su edad y de su condición social o jerárquica. Todos los detalles de la vida terrenal son dejados atrás.
Cuando nuestra mente está dirigida completamente a Dios, todas las preguntas desaparecen. Bueno, queda una sola: ¿cómo hacer que el Espíritu venga a nosotros y permanezca en nuestro interior?
En el impulso de nuestro espíritu hacia Dios, podemos alcanzar el estado de la oración pura. Cuando la oración se vuelve pura, una visión de otro orden nace en el hombre. Todo lo que ha obtenido en este mundo, sea por experiencia o por haberlo estudiado detenidamente, queda superado por completo. En ese estado de oración, el hombre se olvida hasta de su edad y de su condición social o jerárquica. Todos los detalles de la vida terrenal son dejados atrás. Y es entonces cuando entendemos el sentido íntegro de aquellas palabras del Señor: “Desde ese día no volveréis a preguntarme nada”.
Luego, ¿cómo debemos comportarnos en la iglesia? Serios y concentrados, para no distraernos con cosas y pensamientos que no tienen ninguna relación con lo que estamos viviendo en esos momentos.
(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Din viață și din Duh, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2014, pp. 58-59)