Cuando amamos, damos todo por nuestro amor
Cuando eres un esposo verdadero, eres capaz de dar tu sangre y tu vida, gota a gota, para salvar la de tu esposa. Eres capaz de cualquier cosa, al menos por una pequeña esperanza. Cuando eres un hermano verdadero, eres capaz de perdonar la más pequeña ofensa, de hacer cualquier esfuerzo, de mostrar tu bondad, de vencer cualquier obstáculo, de unirte a cualquier alma, de escuchar lo que sea, de dar lo que sea necesario.
No importa cuál sea la naturaleza de la relación entre dos personas que se aman: siempre buscan el bien del otro. Cuando eres un esposo verdadero, eres capaz de dar tu sangre y tu vida, gota a gota, para salvar la de tu esposa. Eres capaz de cualquier cosa, al menos por una pequeña esperanza. Cuando eres un hijo verdadero, eres capaz de obedecer plenamente, de agradecer plenamente y de amar con entrega y respeto. Cuando eres un hermano verdadero, eres capaz de perdonar la más pequeña ofensa, de hacer cualquier esfuerzo, de mostrar tu bondad, de vencer cualquier obstáculo, de unirte a cualquier alma, de escuchar lo que sea, de dar lo que sea necesario. Cuando eres un pastor verdadero, eres capaz de dar tu vida por tus ovejas (Juan 10, 11). Estarás siempre atento a sus pasos, las llevas a pastar, cuidas de sus heridas, de sus pecados y de su salvación. Y nada de lo que les haga bien o mal te será indiferente.
Entonces, hagámonos, unos a otros, lo que es propio del amor verdadero.
(Traducido de: Un mare mărturisitor creștin: Preotul Constantin Sârbu, Editura Bonifaciu, București, 2008, pp. 172-173)