Cuando dejes de pensar que puedes por ti mismo, vencerás, con la ayuda de Dios
¡Vencerás, porque naciste para el gozo del Vencedor!
¿Quieres dejar de fumar? Pídele a Dios que obre por ti. Dile: “Mírame, Señor. ¡No puedo! ¡Hazlo Tú por mí!”, y verás cómo ocurren los milagros. El primer encuentro de amor entre Dios y el hombre son las palabras “no puedo”. Mientras sigas diciendo “puedo”, estarás lejos de Dios
¡No puedo! ¡Listo! Y escucharás la continuación: “¡Sin Mí no podéis hacer nada!”. Y entonces dejarás de implorar: “¡Señor, ayúdame a dejar de fumar!”, porque esto significa: “Yo puedo, pero, con un poco de ayuda…. ¡Si me ayudaras, podría!”.
Así no, sino: “¡Señor, yo no puedo! ¡Haz Tú que yo deje de fumar!”. Cada vez que abras el paquete para sacar un cigarrillo, di: “¡Hazlo Tú por mí, Señor!”. Y vuelve a poner el cigarrillo en su lugar.
Sufrirás, inevitablemente. A ese golpe de abstinencia se le llama sévrage (en francés), cuando privas a tu organismo de algo pernicioso a lo que estaba acostumbrado. ¡Pero vencerás, porque naciste para el gozo del Vencedor!
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Meșteșugul bucuriei, volumul 2, Editura Doxologia, Iaşi, 2009, p. 215)