Cuando el hombre hace la volnntad de Dios, se hace pariente Suyo
No pretendamos recibir entendimiento espiritual de quienes no creen en Dios. Es mejor orar por estas personas, para que Dios las ilumine.
En la medida de nuestras posibilidades, luchemos por vivir de tal modo que nos hagamos parientes de Dios. Busquemos, en todo momento, cómo hacer Su voluntad. Cuando el hombre realiza la volnntad de Dios, se hace pariente Suyo y recibe continuamente Su gracia.
El hombre que tiene santidad, dondequiera que se encuentre, influye para bien a los que le rodean. En estos tiempos difíciles es importante que los cristianos se conozcan, que se ayuden. Actualmente, hay personas que viven en el mismo edificio sin tan siquiera conocerse.
No pretendamos recibir entendimiento espiritual de quienes no creen en Dios. Es mejor orar por estas personas, para que Dios las ilumine. Para que el alma resucite, es necesario que el hombre se crucifique junto a sus deseos y vicios, y que mate su egoísmo, porque éste impide que la gracia divina descienda.
El poder de Dios es muy grande. Para él no hay nada difícil. Sin embargo, el hombre debe colaborar. Sin la voluntad del hombre, nada podría suceder. Luego, que el hombre mueva un poco su “sintonizador”, buscando la “frecuencia” adecuada: que se confiese y que comulgue.
Mientras vive, el hombre tiene el derecho de pasar ciertos “exámenes” espirituales. No hay cómo dejarlos para después. Luego, luchemos con entrega, espiritualmente, para poder pasar esos “exámenes” que habrán de conducirnos al Cielo.
(Traducido de: Sfântul Cuvios Paisie Aghioritul, Mica Filocalie, Editura Egumeniţa, 2009, p. 39)