Cuando la oración pura nos eleva hacia Dios
La mente pareciera tomar alas para alzarse hacia Dios y alejarse de todo lo que hay alrededor.
Todas nuestras acciones virtuosas ayudan a la mente a encender la añoranza divina, pero esto lo consigue, en una mayor medida, la oración pura. Por medio de esta, la mente pareciera tomar alas para alzarse hacia Dios y alejarse de todo lo que hay alrededor.
Cuando la mente se deja “raptar” por el amor del conocimiento divino, apartándose de todo lo demás, siente la infinidad de lo divino. Entonces, al igual que Isaías, alcanzando, por medio del asombro, la conciencia de su humildad, dice estas palabras: “¡Ay de mí, estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros! Vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, al Señor todopoderoso” (Isaías 6, 5).
(Traducido de: Sfântul Maxim Mărturisitorul, Patru sute de cugetări creștine, Editura Credința Strămoșească, Iași, 1998, pp. 46-47)